Existe un tipo de arte que catalogamos como arte político que es frecuentemente criticado por muchos por su sacrificio de la forma en pos del contenido. No es éste el caso de Tania Blanco (Valencia, 1978) quien se vale de una depurada técnica pictórica para introducirnos en un universo, el suyo, en el que sobresalen los temas de actualidad que le preocupan, tales como la manipulación mediática, la deriva tecnológica y la situación del medioambiente.
Los reconocimientos en forma de becas y residencias han vertebrado – y transformado – la producción de esta artista. La estancia de un año en París hizo que se metiera de lleno en las temáticas sociales que configuran hoy el eje central de su obra. El resultado de esta experiencia francesa fueron una serie de pinturas, instalaciones y vídeo que conformaron Strategies 101 (2011-2013), una obra que sirve como punto de inflexión e inicia su periodo creativo más comprometido. Con este conjunto de piezas reflexiona por primera vez sobre un acontecimiento concreto, los atentados del 11 de septiembre. Y lo hace utilizando pinturas de formato circular que más que retrotraernos a antecedentes clasicistas, se entroncan directamente en el interés de la artista por el imaginario del laboratorio, en el que los microscopios amplían la realidad de la misma manera que su obra da voz a colectivos y causas minoritarias. En este proyecto representa momentos clave de la historia – como la invasión de Libia o el papel del soldado – junto a otros objetos con los que recrea con ironía la caja negra del avión que nunca se encontró, el pasaporte de uno de los terroristas o una irreverente bandera de EE UU hecha a partir de una bolsa de basura. Es ésta, también, la primera vez en la que trabaja con vídeo, creando imágenes de youtube ficticias cuyos contenidos han sido censurados.
No contenta con esta experiencia, en Documentos inesperados en una sala de espera (2011-2014), que pudimos ver en La Casa Encendida dentro de Generaciones 2014, abandona el lienzo para aplicar la pintura sobre piezas de barro cocido con las que emula periódicos y revistas que dota de contenidos creados a partir de sus lecturas de blogs de activistas, medios de comunicación y libros de autores como Foucault, Noam Chomsky o Zygmunt Bauman. Los ingredientes principales – es decir, los temas de contenido social y la técnica pictórica – ya estaban allí, pero el acercamiento es ahora menos formal y más accesible para el público. A través de estas noticias hace referencia al poder de los bancos en nuestro país, a las actuaciones de la policía, las irregularidades cometidas por la monarquía española, la manipulación química presente en los productos cosméticos, y a acontecimientos internacionales como la guerra de Libia, por citar sólo algunos ejemplos. Merece la pena pararse a leer cada una de estas noticias que no son sino el fruto de una rigurosa documentación previa por parte de la artista.

Tania Blanco, Documentos Inesperados en una Sala de Espera, 2014. Instalación (mobiliario de sala de espera, acrílico sobre cerámica), medidas variables. Generaciones 2014, La Casa Encendida, Madrid
En Documentos inesperados… faltaba la cara amable de la noticia, los logros conseguidos por los movimientos sociales en sus luchas diarias, motivo central del nuevo proyecto en el que trabaja ahora Tania Blanco. Siguiendo el modelo de la placa inaugural de mármol que preside la entrada de la Casa Velázquez, prepara una serie de lienzos de distintos formatos en los que simula con pintura la textura de este material sobre el que inserta el texto en forma de trampantojo. Ya están listas las dos primeras de la serie, dedicadas a los protagonistas del 15M, los ciudadanos, y a la comunidad Maya del estado mexicano de Campeche que consiguió que un juez prohibiera la planta de soja transgénica en sus tierras. Ambas piezas dan buena cuenta de su excepcional técnica y, sobretodo, de la continuidad en su temática. Vendrán más, todas ellas dedicadas a dar visibilidad a luchas que de otra manera pasarían inadvertidas.
El motor principal de la obra de Tania Blanco es la necesidad de llegar al público, algo que – confiesa – le deja a menudo un poso de insatisfacción cuando cierra un proyecto. Así fue en Documentos inesperados…, donde su pintura saltó del lienzo clásico a periódicos cargados de textos, de entre los que muchos visitantes sólo leyeron los titulares. Esto le ha llevado al siguiente proyecto, que verá la luz entre 2015 y 2016: una campaña de comunicación en la que, utilizando los canales naturales de la publicidad, se presente el arte contemporáneo al gran público. Lo que subyace en el fondo es un interrogante: ¿es realmente posible la democratización del arte?. La obra pondrá en paralelo el consumo del arte con el de otros productos cotidianos, frente a los que sobresale el primero por no quedarse nunca obsoleto. Nos falta ver cómo dará forma a todas estas ideas a través del vídeo y, quizá, de la pintura.
El arte es el testimonio del momento que vivimos. Conecta esta realidad con el público sin la necesidad de atender a agendas ocultas. Artistas como Tania Blanco nos ayudan a comprender mejor nuestro tiempo, con su obra lo amplifican y conectan con un público al que invitan a realizar una reflexión crítica. Se deposita de esta manera el poder en el espectador que, como ya apuntaba Jacques Rancière en su obra el Espectador emancipado, ya no es un sujeto pasivo si no que tiene la capacidad “de asociar y de disociar”.
Este texto forma parte del catálogo de Tania Blanco publicado por La Casa Velázquez en mayo de 2015.
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