andrea canepa

Al escribir este texto no puedo evitar caer en la tentación de la clasificación, aspecto inherente a nuestra educación y que la artista peruana Andrea Canepa trata constantemente de desmontar. Y, casi sin querer, organizo su trabajo en tres grandes bloques temáticos: el espacio, el tiempo y la simplificación formal, una categorización como cualquier otra. Canepa (Lima, 1980) explica que su trabajo “parte de la acción de alterar el orden de los elementos, aplicando criterios de organización distintos a los originales; para dar cuenta de que la regularidad del mundo obedece a un conjunto de reglas que, como tales, podrían haber sido distintas”. Es así como, a partir de pequeños gestos, nos lleva a reflexionar sobre otras cuestiones universales.

 

 

Entre sus trabajos más recientes en los que el tema del lugar está presente encontramos Todas las calles del año (2012-2015), una serie de 365 dibujos y textos que representan calles latinoamericanas que toman su nombre de fechas que conmemoran acontecimientos históricos. En su proceso de investigación combina tecnología – programas de Internet para encontrar las imágenes de las calles -, la historia de cada uno de estos lugares, dibujos y texto, y las presenta en la sala de exposiciones de forma cronológica junto a un mapa americano. Lleva un par de años trabajando en esta serie, que ya pudimos ver en Generaciones en La Casa Encendida en 2014 y que se presentará al completo por primera vez en junio en el Museo Provincial de Teruel. Otra de sus obras que nos habla de lugares y que se organiza de manera cronológica es Arquitecturas del Futuro Pasado (2015). Se trata, esta vez, de fotogramas de películas de ciencia ficción en las que aparecen paisajes urbanos colocados según el año en el que están ambientados. Comienza en 2015 con Volver al Futuro II y termina en el 40.000 con Barbarella

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El tiempo, otra constante en su obra, aparece reflejado en las piezas anteriores y es el motivo central de la obra Jornada Laboral (2015), una acción que llevó a la artista a pasar el equivalente a una jornada laboral en una Oficina de Empleo de Madrid.

 

Siguiendo con la clasificación del comienzo, en su afán por demostrarnos otras posibles formas de organización de la realidad, acude a menudo a la descomposición de colores y formas.  Así ocurre en Sin título (banderas) (2014) con los colores de las banderas de los países latinoamericanos que quedan reducidos a seis piezas de tela; con las formas y colores de Las líneas (2014) de metro, de cuya combinación surgen formas inimaginables; o A Second Chance to Rephrase the Question (2013), con bordados de punto de cruz tradicionales deconstruidos y agrupados por colores creando figuras abstracto-geométricas. Y así podría seguir hasta el infinito describiendo todas y cada una de las magníficas obras de esta artista que en los últimos dos años ha dado un gran paso en su carrera y que de manera sencilla, e inteligente, hace que nos planteemos cuestiones que nos alejan de lo aprehendido, porque la apariencia no es más que una de las muchas formas que tenemos de leer la realidad.

 

 

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Texto original publicada en la sección Alternativa de XTRart, abril 2015.

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