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Cada vez resulta más complicado establecer un límite claro, de lugar y de tiempo, entre nuestra vida y el trabajo. Esta separación saltó por los aires con la llegada de Internet a nuestros hogares y a nuestros pequeños teléfonos inteligentes. Según The Wall Street Journal, en 2012 el 80% de los jóvenes profesionales de Nueva York trabajaban desde la cama. Pertenecen a una generación que está permanentemente conectada, las 24 horas del día, los 7 días de la semana y que revisa cada poco tiempo la bandeja de entrada de su correo electrónico, actualiza su perfil en las redes sociales y comprueba si le ha llegado algún WhatsApp. El líder indiscutible de este nuevo escenario es el smartphone, o teléfono inteligente, convertido hoy en un órgano más, en una extensión de nuestro propio cuerpo, como herramienta de trabajo y plataforma de desarrollo de nuestro ocio.

Vista de la exposición 24/7. Conectados. Fotos: Lukasz Michalak / CentroCentro, 2017

Vista de la exposición 24/7. Conectados. Fotos: Lukasz Michalak / CentroCentro, 2017

A partir de la idea de esta continua conexión en que discurre la vida actual, en 24/7. Conectados todos estos conceptos se entrelazan y acaban contaminándose unos a otros. Comienza trasladándonos a otra época en la que tanto el espacio como el tiempo de trabajo estaban claramente delimitados (un lugar, la fábrica, y un tiempo, la jornada laboral). Hace un guiño a las muchas mujeres que desarrollaban un trabajo invisible en casa, sin horarios ni salario, en un espacio privado al que la entrada de Internet, precisamente, ha hecho llegar el trabajo remunerado. Nos habla también del uso del teléfono, ayer y hoy, de la imagen que estamos proyectando en las redes sociales y, por último, de los efectos (medioambientales, sociales, de descanso, etc.) que esta nueva conectividad provoca.

Texto completo 24/7. Conectados (continúa)

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It is becoming increasingly difficult to establish a clear boundary, in terms of both location and of time, between our lives and our jobs. This separation was shot to pieces with the arrival of the Internet in our homes and on our little smartphones. According to The Wall Street Journal, in 2012 80% of the young professionals in New York worked from their beds. They belong to a generation that is permanently connected, 24 hours a day, 7 days a week; a generation whose members frequently check their email inboxes, update their social media profiles and look for new WhatsApp messages. The undisputed leader of this new reality is the smartphone, which as a tool for work and a platform for managing our leisure has become another organ, an extension of our bodies themselves.

Vista de la exposición 24/7. Conectados. Fotos: Lukasz Michalak / CentroCentro, 2017

Vista de la exposición 24/7. Conectados. Fotos: Lukasz Michalak / CentroCentro, 2017

 

Based on the notion of this constant connectivity in which modern life unfolds, in 24/7. Connected all of these concepts are interwoven and end up polluting each other. It begins by transporting us to another era when both work space and work time were clearly delimited (a place: the factory, and a time: the work day). It gives a nod to the many women who performed an invisible job at home, with neither working hours nor pay, in a private space into which it was precisely the arrival of the Internet that ushered in gainful work. It also explores the use of the telephone, both yesterday and today, as well as the image we are projecting on social media and, finally, the impact (environmental, social, in terms of rest, etc.) of this new connectivity.

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Vista de la exposición 24/7. Conectados. Fotos: Lukasz Michalak / CentroCentro, 2017

Vista de la exposición 24/7. Conectados. Fotos: Lukasz Michalak / CentroCentro, 2017

 


CentroCentro Cibeles, 16.02 – 21.05.2017

Artistas: Tania Blanco, Harun Farocki, Ceal Floyer, Cristina Garrido, Christian Marclay, Marta Minujín, Begoña Olavarrieta G., Ana Riaño, Paco Roca, MP&MP Rosado, Martha Rosler, Francisco Ruiz de Infante, Mladen Stilinovic y Superflex.

Comisariado: Luisa Espino